Es común hoy en día hablar de crisis en Argentina, y nadie está en desacuerdo en este punto; pero, ¿a qué se debe la crisis? ; ¿es un proceso nuevo o tiene antecedentes? En realidad, la crisis del país en general, y del sector en particular se debe a los cambios de paradigmas y sus efectos sobre la competitividad. El proceso comenzó hace varios años, pero sus efectos estuvieron disimulados por diferentes circunstancias coyunturales. En los primeros años de democracia, fue el proceso de inflación el que enmascaró el efecto de la crisis; luego en el ´91 con el primer plan "Cavallo", si bien se frenó la inflación, la venta de activos del país siguió dilatando la expresión de la crisis. Posteriormente, la suba de precios agrícolas mejoró momentáneamente la situación del sector agropecuario (años 96/97). Pero finalmente, la baja de los cereales y oleaginosas puso en evidencia el fenómeno analizado.

El origen de la crisis responde a que a nivel mundial se produjo una pérdida de competitividad de los diferentes países respecto a Estados Unidos. Por lo tanto, todos los "temblequeos" de las economías de diferentes países o bloques responden a esta causa. En una economía globalizada esos fenómenos repercuten en el resto de las economías, sin excepción de banderas. Lo que queda claro es que la crisis del sector agropecuario argentino no se soluciona simplemente con la suba de los precios internacionales de los granos.

En el período analizado, caracterizado por una crisis encubierta, hubo productores que fueron innovadores y realizaron cambios, los cuales les permitieron sacar alguna ventaja competitiva frente a productores que no actuaron.

Innovaciones:

La formación activa de redes, alianzas con diferente actores de la cadena de alimentos, pensando que la misma involucra a la oferta de insumos, los productores, empresas de almacenaje y comercialización (originadores), procesadores primarios, procesadores finales, distribuidores, para culminar en la consumidor, es un camino a explorar con atención. AAPRESID puede ser el catalizador que este proceso necesita.

El motor de la transformación requerida es la capacitación. Todos los cambios requieren una formación, de manera de poder acelerar el proceso. Por su parte, Internet es en una herramienta fundamental para facilitar y permitir mayor velocidad en la comunicación a un bajo costo.

 Finalmente, considerando la situación de crisis de competitividad, debemos reconocer que nuestro problema como sector agropecuario y como país, no es su presente, sino la falta de preparación para el futuro. La capacitación y la posterior aplicación de los conocimientos son las herramientas que nos ayudarán a encontrar la solución.